- 2018 -
ARAF fue alertado por las malas condiciones que se encontraba una perrita. Fuimos a visitarla y nos encontramos un panorama poco alentador.
Se trataba de una perrita, su nombre era Pelusa, tenía aproximadamente 12 añitos. Hablamos con su dueño, un hombre mayor, que no podía costear los gastos del tratamiento veterinario. El primer paso fue tranquilizar a su dueño y explicarle que nosotros íbamos a hacernos cargo del tratamiento. ARAF trasladó a Pelusa a la veterinaria para realizarle un raspaje de piel para ver si era demodexia, además los veterinarios vieron propicio realizar análisis de sangre.
Pero, PELUSA se encuentra en emergencia higiénico-sanitaria, asi que nos dedicamos a conseguir un hogar de tránsito para trasladarla del lugar donde residía, ya que no podía hacer un tratamiento efectivo en ese lugar, ella vivía en un patio con agua servida, un lugar no apto. Llegaron los resultados del laboratorio, que salieron medianamente bien, tenía 12 añitos, se extremaron los horarios de su medicación, sus baños terapéuticos, y darle mucha atención, debía estar en un lugar seco, limpio y templado para poder regenerar su piel. Fue un grupo de personas para higienizar el patio, pero de todas formas la perrita no podía quedarse allí, como ven en las fotos la situación era grave. Si el tratamiento se hacía correctamente, Pelusa iba a mejorar considerablemente.
Ayelen, integrante de ARAF, hacia las visitas,
los traslados a la veterinaria, el seguimiento del caso. Pelusa comenzó con la medicación necesaria
para poder curarse. Por una semana dormía
adentro de la casa de su dueño, ya que
no podía estar expuesta al frío ni la nieve,
por el tratamiento que estaba llevándose a cabo. Continuaron los baños terapéuticos,
que la calmaron bastante, ya que eso la
tenía muy molesta.
Pelusa evolucionaba lentamente, continuaba con su medicación diaria y sus curaciones. Ayelén (su ángel) que lo llevaba a todas las curaciones, trasladándola a la veterinaria, le compró ropita para que no sufra el frío y la piel no esté tan expuesta para evitar sufrir nuevas heridas ya que su piel estaba muy delicada. La llenaba de mimos y también se tomaba el trabajo de llamar telefónicamente a su dueño para que no se olvide de darle la medicación en hora.
Pelusa estaba poniendo mucha energía, mejoraba bien, era un tratamiento lento, pero efectivo, de a poco estaba cambiando su miradita, tuvo que pasar mucho dolor y sufría mucho en sus curaciones, pero pasaba el tiempo y cada día que pasaba le dolía menos. Los mimos de Ayelén la ayudaban mucho en su estado de ánimo.
Una vez que Pelusa se estabilizó bastante, a la perrita se le realizaron diferentes estudios, porque había mejoría, pero llamaba la atención que fuera tan lenta. Decidimos profundizar con más estudios, dando como resultado que ella estaba transitando un cáncer y se había ramificado en todo su cuerpito, a pesar del terrible pronóstico que tenía Pelusa, entre tanto dolor y lágrimas decidimos seguir tratando para darle una mejor calidad de vida, se le avisó a su dueño con mucha delicadeza, siendo este una persona mayor, y allí no podíamos creer la reacción que tuvo su dueño, su familia!!! Decidieron que se llevaran a la perra ya que no la querían así enferma y les ocupaba lugar.
Ayelen, que llevaba diariamente a Pelusa a la vete, sin pensarlo abrazó a la perrita y la llevó a su casa para poder darle una vida digna como se merecía y luchar a su lado hasta su último día, creíamos que iba a mejorar ya que la contención era totalmente distinta, teníamos poco tiempo y lo sabíamos, pero ARAF nunca perdió las esperanzas, fueron unos días con mucho amor, se la mimó muchísimo y se continuó con el tratamiento médico.
Ayelén no la dejaba sola ni un instante, Pelusa mejoró en dos días notablemente y salió a jugar al patio y toda la tarde tomo sol, ella al fin pudo conocer lo que era sentirse querida y lo que era un hogar, rodeada de tanto amor, ese día la pasó de maravillas, tuvo un día feliz y cayendo la noche, cenó y se fue a descansar con su corazoncito lleno de alegría por haber disfrutado tanto ese día. Pero a la mañana siguiente nos dimos cuenta que ella decidió no despertar, se quedó simplemente dormida, se fue de éste mundo agradecida del amor que recibió de Ayelén y de haber conocido lo que era un Hogar.
ARAF agradeció a todas esas personas que colaboraron, que han compartido su caso para poder seguir ayudándola, gracias de corazón!!!
Ayelén, gracias por todo lo que hiciste por Pelusa, nos consolamos entre nosotras, nos dábamos fuerzas en estos interminables llantos cuando la veterinaria diagnosticó un cancer en la perrita, no pudimos entender por qué Pelusita tuvo que sufrir tanto? Aye, vivimos a la par eldolor que te dejó en el alma, fue tu primer caso, fuiste su ángel y te dejó una herida muy grande en tu corazón.
En memoria de Pelusa, Le pedimos a todos Ustedes que cuando detecten un caso de abandono, destrato o maltrato de un animal, no pidan ayuda a último momento. Nos quedó el sabor amargo de pensar que si se hubiese detectado antes este caso, capaz se podía haber hecho más. Y a esos “dueños” que reflexionen, los animales son seres sintientes, y nosotros debemos velar por su seguridad y felicidad.
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