- 2014 -
ARAF recibió un llamado sobre un maltrato animal.
Una vecina nos informa, que un hombre le pegaba patadas a su perrita. La asesoramos que debía llamar
a la Policía en el momento que ocurría eso y hacer la denuncia correspondiente por maltrato animal.
Pasaron los días y esta vecina vuelve a llamarnos, que otra vez la perrita había sido golpeada por su dueño y no paraba de llorar, nos comentó que cada vez eran más violentas las golpizas que este hombre le daba al animal, ella temía que en esos ataques de violencia de ese hombre, la perrita perdiera la vida. Ella no se animaba a realizar la denuncia, temía que ese hombre luego la increpara a ella.
Cuando vimos a la perrita no lo podíamos creer. Era muy chiquita, tenía aproximadamente 6 meses y estaba toda mojada, embarrada con sus pelos anudados en partes. Al dialogar con su dueño, nos contesta que la perra no era de él, que su familia le “tiraba” comida porque le daba “lastima”, que la habían abandonado los inquilinos anteriores, según dichos del dueño.
Le dijimos que le íbamos a dar un Plan Estrellitas para bañarla y cortarle los pelos, que luego la metiera adentro de su hogar así no sufría el frío.
Nos indignó la contestación de su mujer, tan falta de sensibilidad, tan perversa “que jamás metería en su casa a la perrita, ya que le “daba asco” y que la casa era chiquita y no tenía lugar para el animal.
Inmediatamente discutimos con ellos y levantamos a la perrita, la llevamos en primer lugar a la veterinaria, en primer lugar la bañaron y le cortaron el pelo, luego la revisaron los veterinarios y nos encontramos con mas indignación, ya que Sol como la bautizamos en ARAF, tenía una herida importante en el cuello, provocado por un alambre ajustado, le faltaban 3 dientes arriba y 3 dientes abajo producto de las patadas que le daba ese hombre. La llevamos a un hogar de tránsito de ARAF, donde Rosana la cuido con mucho amor.
Sol estaba muy asustada, no entendía nada, cuando vimos su reacción que al hacerle una caricia o subirla a un sillón, cama, o darle comida en un comedero, no sabía cómo actuar, ya que nunca lo había tenido. Pasaron los días y nos dimos cuenta que largaba feo olor de su boca, ya que tenía un pegote de pelos en la pera, que no se lo pudieron sacar en su baño, se había pensado que era una herida que estaba cicatrizando. Volvimos al veterinario y nos encontramos con malas noticias, Sol tenía un punto viejo en su mandíbula, que nunca se lo habían sacado y se había infectado, ella había sufrido una fractura de mandíbula.
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